Una fascinante y cálida exposición del artista Héctor Navarro, nacido en Guadalajara (México) en el año 1937; una época difícil, llena de cambios políticos y culturales.
Es un artista con innumerables reconocimientos a nivel nacional e internacional. Poniéndose como uno de los pilares más importantes del figurativismo mexicano, que a mi parecer, roza tanto con el abstracto, que incluso se consideraría como abstracto; más que figurativo.
Actualmente se acaba de inaugurar una exposición de este célebre creador en el MUSA (Museo de las Artes) en Guadalajara. Donde la mayoría de su obra está expuesta en la parte superior del museo, junto con algunas obras de temática del arquitecto Luis Barragán.
La exposición nos adentra en un recorrido a través de los años de creación del artista, el cual nos habla sobre su nostálgico interés por retratar al humano y sus problemas afectivos y existenciales.
LA OBRA DE HÉCTOR NAVARRO
Sus obras tienen una amplia variedad de tonos, matices, texturas, dimensiones y materiales. Con una sorprendente técnica y manejo de cada uno de ellos, poniéndolo en consideración e indudablemente un genio en su realización y procesos creativos.
Lo que más note dentro de esta museografía es la adecuación tanto en los formatos como en la línea no temporal, pero sí en colorimetría y sugestión.
El espectador puede ver de inicio a fin una gran cantidad de piezas. Algunas con más impacto visual que otras, pero indudablemente, las de mayor formato son las que atrapan y roban mirada a primera instancia.
Me parece que Navarro no ha sido tan mencionado como me gustaría que lo fuese, pues el detalle de cada obra es lo que lo hace aún más auténtico. Al intervenir tantos materiales no artísticos, y convertirlos en complementos extraordinarios en el empalme de los elementos.
Sin duda alguna, todos los reconocimientos y premios que ha ganado Navarro han sido cuidadosamente heredados y de gran valor.