Director, escritor y productor, el tapatío Víctor Osuna ha sabido abrirse camino en el cine mexicano. El multifacético cineasta es conocido por sus películas Rictus (2010), Sarcófago (2013) y su más reciente creación, Las Reglas de la Ruina (2018). Todas enmarcadas dentro del llamado género de horror.
Hace unos días, la última de sus tres producciones fue presentada en el Festival Internacional de Cine Tequila (FICTEQ), donde fue bien recibida. Fue en tierras tequileras donde nos sentamos a conversar sobre el género que ha inspirado su vida y que ha marchado en los últimos años.
Los exponentes del cine de horror mexicano
«Creo que es un género medio abandonado. Sí hay exponentes; el último es Carlos Enrique Taboada, con Veneno para las Hadas, Hasta el viento tiene miedo y todas esas películas.
Pasaron muchos años para que pasara algo realmente digno. Hay unas que son conocidas por ‘chafas’, aunque tienen una realización difícil, como Vacaciones del Terror, con Pedrito Fernández. En la década de los 80 tuvimos varias, con Ernesto Laguardia. Eran una versión mexicanizada de las de Jason y todo eso. Más adelante, Río Castañeda buscó reactivar el género,con KM 31-2.
Te diré que a duras penas, con mucho trabajo, Emilio Portes acaba de hacer Belzebuth; Isaac Ezban, aunque es más ciencia ficción. Hizo Los Parecidos y El Incidente, que tienen una onda como terrorífica muy parecida a Dimensión Desconocida.
Está, indudablemente, Gigi Saúl Guerrero con Culture Shock; Jorge Michel Grau con Somos lo que hay, que incluso le compraron los derechos para hacer dos remakes. Creo, uno en Inglaterra y el otro en Corea. O sea, que el cine coreano haga un remake de tu película es que tienes una joya; y Somos lo que Hay es muy buena película».
Pero, ¿Dónde está parado el cine de horror mexicano ahora?
«Tenemos varios exponentes pero son muy salpicados. No hay una constancia, como te puedo decir del cine de narcotraficantes, de cuestiones políticas, de comedias, porque son géneros más factibles de realizar. Ahora el cine mexicano se apoya mucho de la inversión, las organizaciones le sacan la vuelta al terror porque no quieren verse relacionadas con cosas de sangre y violencia.
Sin embargo, creo que dentro del horror tu puedes encontrar algunas representaciones perfectas de situaciones en la que se vive. Un ejemplo sería Belzebuth, que te habla de la frontera entre Estados Unidos y México; Somos lo que Hay’, ni se diga, es una joya.
Incluso hay una de Issa López que se llama Vuelven, que pasó por debajo de los radares aquí pero en EE.UU es una locura. Esa producción fue considerada como una de las mejores películas del 2019. Tan bonita está, y tan bien hecha, que Guillermo Del Toro le dijo “Te produzco la que sigue”.
Obviamente, debo mencionar a Memo (Del Toro) cuando hizo Chronos en Jalisco. Él también es otro exponente, aunque tiene cosas más fantásticas. Pero “Chronos” es un vampiro, entonces tiene todas las del horror».
¿Y hacia dónde se dirige el género?
«Considero que está tomando un buen aire, porque están cambiando ese chip. Están viendo que el terror no cuesta mucho, como una película de acción o alguna de época, y genera mucho en taquilla. Tiene un público muy cautivo que puede ir a ver la película más churra o una joya, pero van a ir porque es horror. Creo que hay una nueva ola de gente que dice ‘es que yo crecí con el horror’.
Próximamente, se vienen nuevos proyectos de terror apoyados por organizaciones. Espero que empiecen a darse cuenta que tenemos mucho que contar, dentro de este género. También mucho talento que quiere contar sus historias «
México, con su patrimonio de respeto hacia la muerte, parece que apenas está por despertar y sacar provecho de toda su capacidad para producir cinematográfica de horror. Desde historias y mitos hasta cada médula de talento. Cada vez se exporta más contenido artístico y cultural de México para muchas partes del mundo.